miércoles, 7 de abril de 2010

Aprendizaje (sí, como la canción)

Las últimas semanas han sido de trabajo duro. De eso, y de conocer gente nueva, la mayoría en la oficina. Y eso está bien, claro, de no ser por cuánto me cuesta aprender los nombres de las personas nuevas y por la facilidad que tengo para confundirlas.

A eso, se le sumó un nuevo conflicto en el acontecer nacional.

El fin de semana el sur se agitó, de nuevo por intereses políticos. Mineros informales tuvieron la genial idea de tomar una carretera en Arequipa.

Es sólo que no me cabe en la cabeza la posición de esta gente. Son informales, no pagan impuestos, es obvio que sus trabajadores no tienen muchos beneficios, por no dejar de hablar de la contaminación que producen, de la explotación y la prostitución que el oficio conlleva. Aún así tuvieron a bien bloquear vías en contra de una disposición que lo que pretendía era formalizar la minería. Y que en verdad, no era para ellos sino para ordenar la minería en Madre de Dios, pero que a mi modesto entender debería aplicarse en Arequipa también. Claro que es necesario ordenar la minería informal en todo el país. Pero, algunos iluminados no piensan en el país y me atrevería a afirmar que la mayoría sólo piensa en sus mezquinos y angurrientos bolsillos.

Esta tarde, sin embargo, hubo humo blanco. El Gobierno anunció que los mineros accedían a levantar su paro y que se formaría una comisión que vea la formalización progresiva del sector. Horas antes ya habían desbloqueado las carreteras, pero dada la cercanía de la campaña electoral, me gustaría saber cuanto durarán así.

De hecho, me gustaría saber muchas cosas, aunque sé que muchas aún no terminan de descifrarse ellas mismas y que es bastante pretencioso de mi parte el querer entenderlas tan pronto. Es solo que demasiadas cosas han pasado en los últimos meses. Qué año movidito.

Por ahora en casa, me dedico a aprender a vivir con M. el nuevo compañero. Nunca había vivido con un chico antes. Jamás. Mi casa de niña fue un matriarcado: mi mamá, mi hermana y yo. Y el molde se repitió en los otros lugares donde viví, siempre compartiendo con amigas.

En mi nuevo lugar hay un masculino. Llegó hace dos semanas.

N. - la nueva compañera - lo conocía de antes, mientras que para mí fue absoluta novedad.
Por ahora intento asimilar la idea de que verlo en calzoncillos de casualidad algunas mañanas no es lo mismo que verlo en bolas y que no debo ponerme roja cuando eso sucede. ¿Algún otro tip?